sábado, 26 de julio de 2014

Compañeros de viaje

Él la veía huir dejando tras de sí el ruido del desprecio inyectado en el motor. Mantuvo su mirada fija hasta que el horizonte acabó de absorber el coche. No quiso taparse los ojos ni agachar la cabeza ni darse la vuelta. Al fin y al cabo, el orgullo se había quedado para darle palmaditas en la espalda.
—No eres mal compañero —pensó—, aunque a veces no debería hacerte caso.

sábado, 19 de julio de 2014

Yemas

Estuve pensando en ensayar algo espontáneo, en encontrar tierra firme a cada salto de línea, en reencarnarme en ese espejo al que le cuentas tus miradas, en vivir apresurado tras cada vuelta de página, en acordonar tus labios con besos para evitar fugas de suspiros, en alquilarme tu alegría por un sueldo de canciones, en construir un oasis de niñez sobre las yemas de tu alma, en ser perpetuo ignorante redimido en tus respuestas, en ver retorcerse al alba en tus pupilas nacientes… En realidad no. En realidad estuve pensando en lo bonito que es confirmarte después de haberte pensado tanto.

sábado, 12 de julio de 2014

Veleta

Te esperaré, como lo hice por ese trozo de viento que acarició la veleta de la clarividencia para guiarme hacia esa sensatez que resultó ser únicamente tuya. 

sábado, 5 de julio de 2014

Llagas

A veces es inevitable notar el escozor producido por las esquirlas de la inmundicia, esas que saltan desde la chatarra que alguien lija con sus torpes manos porque cree estar puliendo un diamante. Esos pequeños fragmentos se clavan y provocan un sangrado inicial desmesuradamente profuso para el verdadero tamaño del rasguño producido. La primera impresión es aterradora, sí. Sin embargo, el tiempo agradece que de cuando en cuando se produzcan esas pequeñas llagas, porque le gusta alimentarse de esas tenues cicatrices para regurgitar después el oxígeno con el que el herido respira profundamente hasta saciarse del oxígeno que le recordará, tarde o temprano, lo nimios e insignificantes que son en realidad esos cortes.