sábado, 31 de diciembre de 2016

Mientes

(Inspirado en la calle del Sol de Santander)
Mientes, maldito cartel. Te atreves a hacerlo además a la vista de todos, enfrente de ese imponente edificio blanco vestido de una mezcla gótica y neoclásica. No sé si lo haces para humillarme o para tratar de restañar una herida en la que los segundos se convierten en salados alfileres. Mientes, maldito seas, porque sabes perfectamente que desde que ella me dijo que se marchaba, justo debajo de tu férrea presencia, no ha existido ningún sol.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Al aire

Mi casa es la espera. Sus paredes están apuntaladas con las páginas de un libro que pronto se convierte en otro. El techo se teje con pétalos morados que me protegen del agreste empuje de la melancolía. Una silla, una mesa, una alfombra y una modesta manta son todo mi patrimonio. Los brindis al aire con tu recuerdo son la fortuna invisible que habita conmigo en esta morada.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Hallazgo

El escenario se vistió de silencio y todo a su alrededor se difuminó súbitamente. Acababa de certificar el hallazgo más valioso. Sus caricias estaban tejidas con esperanza, sus besos tenían la fragancia de jazmines recién brotados y en sus ojos encontró el sabor del más exquisito manjar tropical. Después de tantos años de exploración por fértiles junglas y terrenos inhóspitos estuvo seguro de haber encontrado el verdadero tesoro.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Registros

En el firmamento se archivan
los registros de nuestros asombros.
Los protege con fiereza
una capacidad de sorpresa
que se desangra a borbotones
en el ocaso de cada latido.

Vendrá una mañana siniestra
a pedirnos cuentas
cuando más despistados estemos.
Se derrumbarán entonces, sin hacer ruido,
los tabiques maestros
de nuestras decisiones.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Rock star

Siempre se quedaba una copia de la habitación del hotel por lo que pudiera pasar. Cuando entró, se encontró con una imagen dantesca. Se apresuró a colocar las botellas vacías de whisky y los ceniceros, tras lo que desnudó su cuerpo inerte. Entonces pensó que ya estaba listo para avisar a la recepción del hotel y a la policía. Una estrella del rock no puede morir llevando un pijama de franela y con un vaso de leche a medio beber en la mesilla de noche.