cuando esperamos
mirarlas a la cara
antes de que nos
sieguen con el filo de su espalda.
Condenas
rubricadas
por tibios golpes
de viento
deslizados con
sigilo por inviernos traicioneros.
Esfuerzos
dilapidados
bajo astutas
decisiones
tomadas al calor
de realidades incompletas.
Batallas a medio
perder
no se cansan de
perseguirnos
mientras
avanzamos por la senda del abismo.
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