sábado, 15 de junio de 2019

A posteriori

Siempre descubrí tarde
que el silencio era el mejor mensaje.
Lecciones a posteriori
aprendidas a base
de ir tallando derrotas
en el corazón.

Nunca terminan de bastarme
los perdones que tengo ahorrados.
Los dejo crecer con mimo
y cuando pienso que son suficientes
se vuelven minúsculas lágrimas
huyendo del naufragio de mis ojos.

A veces cuento mis cicatrices
para saber cuánto he cambiado.
Se posan sobre mi alma
con la discreción adecuada
para que no me arrepienta
de haber errado contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario