jueves, 12 de marzo de 2015

Paciencia

Darse de bruces contra el horizonte
y morderlo al caer
para alimentarse de lo que estuvo tan lejos,
de lo que nutre el presente aspirado
por un vendaval uniforme.

Convertirse en la respuesta,
en la llave de la curiosidad
que encierra tras de sí
mil cajas de Pandora
facturadas al umbral de la paciencia.

miércoles, 4 de marzo de 2015

martes, 24 de febrero de 2015

Temblor

¿Qué pasaría si la tierra nos tragara de repente, sin masticarnos como debería? ¿Lograríamos hacer que se atragantara y nos escupiera de vuelta? ¿Podría digerirnos de una sola pieza, librándose de padecer acidez o remordimiento? ¿Extraería algo de alimento de nosotros o nuestra sabiduría jamás llegaría a colarse entre la savia que se pasea por sus entrañas? ¿Tendría la misma piedad de nuestros huesos que la que demuestran los ataúdes? ¿Cuánto tardaríamos en convertirnos en la ceniza de una llama súbitamente apagada? Y, lo que es más importante, ¿nos permitiría darnos la mano cuando todo temblara? 

martes, 17 de febrero de 2015

32

Solo cuando estuvo fuera se dio cuenta de la ridícula estrechez de la puerta en comparación con la aparente grandeza del edificio. Al girar la cabeza, la luminosa inmensidad de la avenida que se le presentaba le llevó a percatarse de lo enormemente amplio que era el camino por andar.

domingo, 8 de febrero de 2015

Ninfa

Moldear la transparencia del cristal
mientras mis manos se hielan
es una cualidad aterradoramente lícita.

Si la sembraras en tus huellas
terminaría por germinar inconsciente
devorando lo humano de tu presencia.

Cede ante la piedad que suplica mi ignorancia,
muéstrate como la ninfa soñada,
envuelve esta suposición con contratiempos.

Camina desobedeciendo a las dudas
por la senda que te acerca al horizonte
en el que observas con desidia a quien te espía.

lunes, 2 de febrero de 2015

Goteo

Gotea el mundo a nuestro alrededor.
Pensamos que nos deshacemos
al no entender
que la paciencia nunca llegará a desangrarse.

domingo, 25 de enero de 2015

La mirilla

Llamaron a la puerta, y solo la insistencia de un segundo timbrazo le hizo sobreponerse a la pereza. Desconfiaba de aquellas personas que no revelaran el código Morse de los habituales de esa casa al tocar tres veces seguidas. Por eso acercó el ojo a la mirilla, y a través de su protector ojo de pez pudo observar un grupo numeroso. Los años, agolpados en el rellano, se presentaban cargando con olores, conciertos y viajes en sus brazos. Cuando estaba a punto de asir el pomo del picaporte, se frenó, intentando hacer el menor ruido posible, esperando ahuyentar a los visitantes. Tras algo más de un minuto, estos se dirigieron a la puerta de al lado, que se abrió antes de que pusieran el dedo en el timbre. Pensó que en esa casa seguramente los aprovecharían mejor. Desde hace mucho tiempo a él ya no tenían ninguna oferta interesante que hacerle.

lunes, 19 de enero de 2015

Diez minutos

Diez minutos dan de sí
para absorber un último sueño,
para desafiar a las matemáticas
o para mecer el hielo.

Este rato también vale
para rebañar un recuerdo
que asumí extraviado
tras perseguir tus bolsillos.

Da para dos o tres canciones,
cuatro líneas mal talladas,
algún ejercicio de fe
e incluso ninguna certeza.

Siempre se están terminando
los momentos que pedimos prestados
al agobio del silencio
cuando aparentamos que no existe.

¡Por supuesto que sirven de algo!
Todavía podrías leerme
en esos mismos diez fragmentos
que emplearás en olvidarme.

sábado, 10 de enero de 2015

Menguante

Me ofende el cuarto menguante.
Desgarro con carcajadas las hebras de su silencio
con el afán de hacer que mute
en perpetuo cuarto creciente.

La sangre solo corre cuando no sabe dónde va.
Ahora se cuaja avergonzada
a los pies del paraíso.

Se instalan las dentelladas
en la trastienda de la razón.
Nos devoran con mensajes
de inmaculada impureza.

La tinta borra el rastro de la condena.
Se derrama iluminada
en las mejillas de la calma.

lunes, 5 de enero de 2015

El rock es la nueva comedia

Hay drama en cada compás y comedia en cada nota. Hay decepciones escupiendo los parches y locuras rebañando el mástil. El pie de micro pisotea la ignorancia y el corazón aún no ha cogido bien el tempo. El eco de tardes calladas retumba en nuestra rutina hasta que calmamos con ritmo las úlceras en la esperanza. La fama es esa diosa de la que nos reímos con la boca pequeña mientras se deslizan por nuestras mejillas las migajas de un aplauso. Brindemos sin que nos importe que solo somos marionetas guiadas por las entrañas.