Darse de bruces contra el horizonte
y morderlo al caer
para alimentarse de lo que estuvo tan
lejos,
de lo que nutre el presente aspirado
por un vendaval uniforme.
Convertirse en la respuesta,
en la llave de la curiosidad
que encierra tras de sí
mil cajas de Pandora
facturadas al umbral de la paciencia.
La paciencia es buena arma, pero nada tiene que hacer contra la indiferencia.
ResponderEliminarInteresante eso que propones, Kiffi. Gracias por tu visita y tu comentario.
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