Con la estabilidad recuperada, la
curiosidad le guió hasta el objeto que había provocado tantos cambios. A pesar
de las dudas iniciales, terminó por cogerlo y nada más levantarlo unos
centímetros del suelo le sorprendió lo poco que pesaba. Esperaba haber
encontrado una pesada palanca con la que mover cuanto le rodeaba y se topó con
un abanico que despejaba de su camino el aire irrespirable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario