Moldear la transparencia del cristal
mientras mis manos se hielan
es una cualidad aterradoramente lícita.
Si la sembraras en tus huellas
terminaría por germinar inconsciente
devorando lo humano de tu presencia.
Cede ante la piedad que suplica mi
ignorancia,
muéstrate como la ninfa soñada,
envuelve esta suposición con
contratiempos.
Camina desobedeciendo a las dudas
por la senda que te acerca al horizonte
en el que observas con desidia a quien
te espía.
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