En los confines de lo superfluo
se acumulan eclipses marchitos
a los que dimos la espalda sin querer
mientras buscábamos nuestros pasos entre el fango.
Yace sangrando la voluntad
de cambiar lo que escuece de madrugada
incapaz de enfrentarse a un discurso
amasado por el veneno de la falacia.
se acumulan eclipses marchitos
a los que dimos la espalda sin querer
mientras buscábamos nuestros pasos entre el fango.
de cambiar lo que escuece de madrugada
incapaz de enfrentarse a un discurso
amasado por el veneno de la falacia.
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