los buitres sobrevuelan
empachados, pero nunca saciados.
Se apresuran a colgar
en sus pechos henchidos
medallas talladas con carroña.
Cuando termine esta forzosa batalla
entre el ruido y el silencio
saldrán sus palabras a la luz.
Ojalá se contagien
de la vergüenza y la luz
de las que ahora carecen.
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