viernes, 7 de agosto de 2015

Antesala


Da igual que estuviera lleno o vacío, el vaso estaba medio roto. Entre los pedazos, abrazados todavía entre sí, se intuía un atardecer lánguido y poco glorioso, como aquellos otros que se habían dedicado a ir royendo las grietas en semanas anteriores. Le daba igual por dónde terminara escurriéndose todo. Estaba centrado en el desapego, en la desaparición, en el borrado. La antesala de una quiebra inminente le atraía de un modo tan hipnótico que acabó olvidando la inexorable solidez de sus venas.

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