viernes, 22 de noviembre de 2013

Golpes

Un movimiento fuerte de un brazo no se convierte en golpe si no impacta con nada. Por tanto, no se puede hablar de golpes bien dados, sino de golpes bien recibidos. Tener la cara lo suficientemente curtida como para recibir bien los golpes es un arte del que no todo el mundo puede presumir. Aunque nunca acaba de perfeccionarse, con el tiempo se puede mejorar mucho, hasta saber casi instantáneamente qué se ha aprendido de cada uno de esos golpes.

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