Empaquetamos con mimo
los espectros de albores terminados,
aquellos que malgastaron su luz
iluminando callejones sin salida.
Guardamos en cajas punzantes
los jirones de recuerdos descosidos,
esos que arroparon inútilmente
las esperanzas que se arrastraban por limosnas.
Embalamos sin ningún pudor
las sobras de sueños ahogados,
los que aún se aparecen alguna noche
para que nos arrepintamos de su abandono.
los espectros de albores terminados,
aquellos que malgastaron su luz
iluminando callejones sin salida.
los jirones de recuerdos descosidos,
esos que arroparon inútilmente
las esperanzas que se arrastraban por limosnas.
las sobras de sueños ahogados,
los que aún se aparecen alguna noche
para que nos arrepintamos de su abandono.