pero sí alcanzó a
asfixiar
las esperanzas ahorradas
vanamente
entre maletas
endebles
y senderos
perezosos.
Algún día toda
esa majestuosidad
se presentará
frente a nosotros
sin avisar, como
solo la historia sabe hacerlo,
para recordarnos aquel
esplendor
que nunca
llegamos a conocer.
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