los mensajes sin
destino
se va agrandando
con cada derrota.
Las horas no dan
abasto
repartiendo
silencios cobardes
donde estallan
las mejores intenciones.
Cada letra es un
mililitro de cicuta
lanzada con
púrpura saña
por las goteras
del paladar.
El eco se vuelve
guillotina
limando tozudos
oasis
que inundan los
sueños sinceros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario