Destellos
tamizados tras un halo de pureza.
Sonrisa en la que
escudarse
cuando el dolor
haya vendado los labios de mi garganta.
Blanco infinito
en cada poro
donde ir firmando
cada día
un nuevo pacto
con la esperanza.
Ojos que limpian
mi presente
y me refrescan
cada hora
con sus destellos
de rocío.
Tan lejos está el
primer paso
como cerca queda
el horizonte.
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