Tus pétalos se abren
ante la sequedad del desierto
llevando la contraria a ese orden
creador de presentes mutilados.
Con su dulce tersura explican
que solo quieren acoger
la savia de la pobreza
y el rocío de la fe.
Las raíces se contonean
entre dos mares de tierra
paridos para ser madres
de lo que otros llaman frontera.
Soplas con perseverancia
el guiso de los anhelos
sabiendo que saben mejor
las sonrisas sin los velos.
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