domingo, 17 de agosto de 2014

Paréntesis

Es muy raro ver que envuelva su sonrisa en un paréntesis. En esta ocasión lo ha hecho para tratar de concentrarse más en sus pesquisas, con las que intenta encontrar algunos momentos que se conviertan en motivos para reforzar su suposición. Él la mira con esos ojos a los que aún les queda mucho para acabar de derramarse por esa fina cara, y con sus primarios métodos comunicativos intenta recordarle que le devolvió el balón todas las veces que se lo lanzó, que su mano fue el cuenco de sus lágrimas cuando se rozó con la arena del parque, que su voz cuenta los cuentos más bonitos que la de la señora que vive en el ordenador, que sus besos de buenas noches son como esponjitas que limpian la tristeza de su frente o que si no acaricia más su mejilla es porque le da vergüenza no tener unas manos tan suaves como las suyas. Ella tarda en darse cuenta, hasta que el zarandeo del tren hace que se deshaga del paréntesis que enclaustraba su sonrisa y entienda, por fin, lo que aquellos ojos diminutos querían decirle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario