Envuelto en las letanías que gritan las dudas
crece un tibio viento escalonado
con el que se mecen los dorsos de las gargantas
que aún no han aprendido a fabricar un no.
Recorre las calles de nuestras médulas
hasta erizar la piel del pasado,
apenas cubierta por escamas temblorosas
que esperan la fiel protección de la verdad.
Termina por estamparse en el muro de la consciencia
donde le amortaja la soledad
mientras sueña con plañideras farsantes
que vayan a llevarle lágrimas para cenar.
crece un tibio viento escalonado
con el que se mecen los dorsos de las gargantas
que aún no han aprendido a fabricar un no.
hasta erizar la piel del pasado,
apenas cubierta por escamas temblorosas
que esperan la fiel protección de la verdad.
donde le amortaja la soledad
mientras sueña con plañideras farsantes
que vayan a llevarle lágrimas para cenar.
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