La realidad tendida al sol.
Ventanas hambrientas de suicidios.
Silencios que nunca aprendieron a escuchar
los consejos que merodeaban sin dueño
por calles llenas de pasos huérfanos.
La libertad se desinfló.
Atardeceres que nunca llevan a nada.
Noches en las que no paran de gotear
remordimientos vestidos con poca urgencia
que siempre pueden esperar a otro mañana.
La soledad partida en dos.
Obligaciones buscando refugio.
Charlas buscando tripas que remover
para poder disfrazarse con algo de sentido
con el que al menos aparentar sensatez.
Ventanas hambrientas de suicidios.
Silencios que nunca aprendieron a escuchar
los consejos que merodeaban sin dueño
por calles llenas de pasos huérfanos.
Atardeceres que nunca llevan a nada.
Noches en las que no paran de gotear
remordimientos vestidos con poca urgencia
que siempre pueden esperar a otro mañana.
Obligaciones buscando refugio.
Charlas buscando tripas que remover
para poder disfrazarse con algo de sentido
con el que al menos aparentar sensatez.
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