Verano
sin testamento.
El
horizonte se marcha con los brazos caídos
mientras la humedad aún se frota los ojos
tratando de desprenderse
de olas que nunca rompieron.
mientras la humedad aún se frota los ojos
tratando de desprenderse
de olas que nunca rompieron.
Siluetas sin dueño.
Oblicuos rayos de sol sin destino claro
buscando pieles huérfanas de tempestad
aunque solo encuentren
transparencia en su camino.
Suspiros sin secretos.
Conversaciones mutiladas por barreras sutiles
intentando hacerse entender entre la bruma
al tiempo que sus palabras
se descosen sin remedio.
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