El
sinuoso ejército de cuerdas
marca el camino de vía única
hacia la entrada del laberinto.
Lo que suceda allí dentro
solo será la consecuencia
de la fuerza con la que cada uno estire.
El
control lo llevan manos
enfundadas en guantes invisibles
para sembrar huellas caprichosas.
Cuando creamos que nos hemos soltado
el sonido de su rasgueo
será el estruendo que nos contradiga.
marca el camino de vía única
hacia la entrada del laberinto.
Lo que suceda allí dentro
solo será la consecuencia
de la fuerza con la que cada uno estire.
enfundadas en guantes invisibles
para sembrar huellas caprichosas.
Cuando creamos que nos hemos soltado
el sonido de su rasgueo
será el estruendo que nos contradiga.
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