para deshacernos
de la capa helada
que se apoderó de
nuestros deseos
hasta ocultarlos
tras muros macizos
recubiertos por
el olvido más denso.
Cuando lo
tengamos,
no tendremos la
fuerza
para arremeter
contra los obstáculos
deslizados en
nuestros caminos
por los
testarudos errores.
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