Papá Noel no es gordo, ni viejo, ni se
mesa una canosa barba. Papá Noel ha tenido que ampliar sus servicios. La
crisis, dicen unos, la deslocalización, comentan otros, las nuevas exigencias
del mercado, apuntan ciertos analistas. A Papá Noel le da igual ser Papá Noel,
Santa Claus o San Nicolás. En realidad está viendo un partido de fútbol y no
espiándonos para controlar lo que hacemos en cada momento. A Papá Noel no le
importa delegar y permitir que otros sean Papá Noel cuando lo estimen
necesario. Papá Noel se inmola cada minuto con sus mentiras, pero eso es lo que
me hace confirmar que Papá Noel nos quiere.
¡Y bebe Coca-cola!
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