Cuesta mirar de frente a la rabia,
sentarse con ella a charlar,
mirarse con ella al espejo,
aprender a que te haga llorar.
Duele sentirla brotar en las entrañas,
notar cómo asalta las venas,
escucharla trepar por la garganta,
permitirle adentrarse en el discurso.
Hay que ayudarla a que obre
y se lleve consigo el cieno
que las horas han acumulado
en pechos huérfanos de cariño.
sentarse con ella a charlar,
mirarse con ella al espejo,
aprender a que te haga llorar.
notar cómo asalta las venas,
escucharla trepar por la garganta,
permitirle adentrarse en el discurso.
y se lleve consigo el cieno
que las horas han acumulado
en pechos huérfanos de cariño.
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