Se sentará a comer la lluvia
en la mesa de este otoño
en el que nunca supimos bien
qué cubiertos hay que usar
para comernos el mundo
y nos quedamos con hambre.
Querrá despedirse luego
aduciendo una prisa vana
por llegar a otros silencios
que aún han de ser inundados
hasta difuminarse en las orillas
rocosas del arrepentimiento.
en la mesa de este otoño
en el que nunca supimos bien
qué cubiertos hay que usar
para comernos el mundo
y nos quedamos con hambre.
aduciendo una prisa vana
por llegar a otros silencios
que aún han de ser inundados
hasta difuminarse en las orillas
rocosas del arrepentimiento.
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