Solo el zarpazo de la ventana abierta
es capaz de rasgar la impaciencia almacenada
en urnas cubiertas de polvo y silencio
dispuestas con mimo para adornar
el panteón de lo proscrito.
Los tenues rayos de sol
lamen los restos de la criba,
hambrientos de lucidez
frente a tanta necedad
revestida de ribetes dorados.
Se deslizan sin pudor
las ansias de aire fresco
por los bordes de la putrefacción
en donde bailan borrachas las ideas
que no supieron mirar adelante.
es capaz de rasgar la impaciencia almacenada
en urnas cubiertas de polvo y silencio
dispuestas con mimo para adornar
el panteón de lo proscrito.
lamen los restos de la criba,
hambrientos de lucidez
frente a tanta necedad
revestida de ribetes dorados.
las ansias de aire fresco
por los bordes de la putrefacción
en donde bailan borrachas las ideas
que no supieron mirar adelante.
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