Aferrados a los ejes bizcos
de locomotoras extraviadas
en un aire roto en mil pedazos
por zarpazos invisibles.
Surcamos vías convalecientes
tras los mordiscos de la incertidumbre,
esperando la lluvia que lacere
la piel que envuelve toda esta desidia.
Terminaremos por hundir los ojos
en espejismos pantanosos
donde buscar pepitas de esperanza
con las que sobornar a la rutina.
de locomotoras extraviadas
en un aire roto en mil pedazos
por zarpazos invisibles.
tras los mordiscos de la incertidumbre,
esperando la lluvia que lacere
la piel que envuelve toda esta desidia.
en espejismos pantanosos
donde buscar pepitas de esperanza
con las que sobornar a la rutina.
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