para hacerle
compañía
me regañan tus letras
obligándome a
pensar.
Cuando mis ojos
me raspan
con zarpazos
llenos de sal
pelea con ellos
tu risa
hasta hacerlos
desistir.
Sigue
demostrándome que el agua de mi llanto solo crea desierto,
sigue
recordándome que la pena siempre provoca mala digestión.
No dejes de
enviarme abrazos ocultos en palabras,
no pares de estar
presente cuando me secuestra el temporal.
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