llega el eco de
una generación asfixiada.
Un manto blanco
cubre
la tenaz onda
expansiva.
Las palabras
salen a flote
y se refugian de
la hipotermia
en los brazos de
algunos poetas
ávidos de ojos
hambrientos.
Quedan meses para
dilucidar
si será más tenaz
el desdén
o el impulso
irrefrenable
de tinta con
forma de alma.
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