Estalla contra el
suelo dividida en frágiles añicos.
Jamás me paro a
recogerla
pues prefiero que
riegue el camino
que siempre será
distancia
entre lo que
desconoces
y aquello que me niego
a revelar.
En ocasiones me
gustaría recoger cada pedazo
antes de que
germinen punzantes remordimientos.
Unirlos mientras
mis dedos
sangran
asaeteados
por el recuerdo
rebelde
convertido en
espejismo
en el que te
reflejas cada tarde.
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