no queda más
remedio que dejarse golpear
por el ocre tono
del otoño.
Las nubes cosen
una colcha perenne
para arropar a la
luz, que se vuelve perezosa
sedienta de más
luna.
A pesar de todos
esos tercos síntomas
sé que solo
acabará llegando el otoño
si te vas de mi
lado.
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