forjado en la
interminable cadena
con la que la
libertad nos seduce
hasta que caemos
en su trampa
cegados por
espejismos
con forma de
decisiones.
Cada herida es
otro golpe
sobre el yugo de
la fe
donde damos
formas opacas
a los brillantes
reflejos
germinados cada
mañana
en el funesto
vientre de la esperanza.
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