La hierba construye
guillotinas
con las que
descabezar las yemas de los segundos.
¿Por qué la
primavera nunca acaba de madurar?
¿Por qué lo
sigue intentando año tras año
mientras trata
de engañarnos
con crepúsculos
difusos?
Las metas se
persiguen mientras corremos hacia ellas,
huyendo de los
pronósticos bramados por el pasado.
Dejemos de
apuntalar el andamiaje del horizonte
y contemplémoslo
hasta que aniquile nuestras miradas.
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