El ansia tapona la boca de nuestras
aspiraciones.
Su intrigante zumbido nos arrulla
en las blancas mañanas de un otoño de
mentira.
El hambre satura los respiraderos del
olvido.
Viaja de un modo mecánico
a escombreras llenas de recuerdos.
La angustia se atranca en los pulmones del
deseo.
Permitimos que nos seduzca suavemente
a través de bocanadas distorsionadas.
a través de bocanadas distorsionadas.
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