que arropaba nuestro banco.
Ahora cualquiera podrá volver
a dar la espalda
a nuestros recuerdos
mientras contempla una vida
similar a la que nos legaron
dos fríos amasijos.
Ahora cualquiera podrá volver
a dar la espalda
a nuestros recuerdos
mientras contempla una vida
similar a la que nos legaron
dos fríos amasijos.
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