Para ti serán las diez, para mí serán
las dos. ¿Qué hora será en ese momento en el cielo? ¿Será la misma que en el
infierno? ¿Qué hacen Dios y Satán con esos minutos de más? ¿De verdad la
necesitan? ¿Es cierto que les sobra? Y, lo que es más importante, ¿por qué se
divierten tanto prestándonos ese tiempo que luego vendrán a robarnos
impunemente?
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