Repartámonos los dividendos de nuestra ruina
antes de que los arrastre una corriente de ilusión
para venderlos de estraperlo a otros soñadores
que los quemen para espantar su decepción.
Acumulemos desazón en cada esquina
para tener siempre presente su olor
y poder llevarlo agarrado por las bridas
con las que guiamos torpemente al corazón.
antes de que los arrastre una corriente de ilusión
para venderlos de estraperlo a otros soñadores
que los quemen para espantar su decepción.
para tener siempre presente su olor
y poder llevarlo agarrado por las bridas
con las que guiamos torpemente al corazón.
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