cuando no quiere
pararse a dejar cicatrices.
Conforman
carreteras hacia una dirección
que todos
tardamos en descubrir.
Prefieren
acomodarse en la frente
porque el espejo
es quien mejor las traduce.
En ellas se
siembra la madurez
hasta que florece
invisible y silenciosa.
Los años solo son
el cuaderno
donde se
sostienen esos temblorosos renglones.
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