aunque narren
nuestra historia
con detalles
punzantes
adheridos a esa
actitud
que nos enseñó a
abrazar las derrotas.
Lluvia de licores
macerados
en barricas
cubiertas de cicatrices
donde también
reposan
las ganas de comerse
el mundo
y la pena de
vomitarlo tan rápido.
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