viernes, 18 de noviembre de 2016

Farolillo rojo

Ya no voy a mirar el reloj, ni quiero casi mover las pupilas a los lados. Prefiero fijar un punto, desenfocar y continuar de un modo inconsciente. A pesar de quedarme atrás en la salida, previendo lo que sucedería, me ha ido adelantando todo el mundo, hasta los que van disfrazados de Papá Noel y de radar de tráfico. Otro habría parado, y no niego que me lo he planteado, pero no siempre gana quien llega el primero. Es precisamente el vencedor, un treintañero espigado, el que espera en la meta contigo de la mano, algo que destacan desde la megafonía en la línea de llegada. Al cruzar sé que he alcanzado mi objetivo: han hablado de tu problema y han mencionado la web donde la gente puede colaborar para conseguir que te cures. Tu sonrisa me enseña que hay farolillos rojos más brillantes que cualquier medalla de oro.

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