domingo, 14 de septiembre de 2014

Sirena del sol naciente

Estrella brillando por encima de lo humano,
leona blanca que pelea con zarpazos de cordura,
los sueños te buscan en mitad de la noche,
cuando solo tu sonrisa puede darles abrigo.

Teñiste mi mirada de belleza
hasta que la torpeza envidiosa sepultó mis ojos
con el fango de la involuntaria inconsciencia
contra la que mi alma se revuelve malherida.

Siempre quedará un rastro del alba
en el candor de esa mirada tan clara,
afanosa por encontrar el cariño
negado por silencios desagradecidos.

Sirena del sol naciente,
bondad divinamente moldeada,
besaste cada hueco de mi alma
hasta hacerme comprender qué es ser valiente.

Ahogado en la penumbra del recuerdo
como una frágil pantera desbocada,
anhelo volver ser ese cartero
que enviaba las sonrisas a tu cara.

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